Libertad!

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sábado, 9 de febrero de 2008

Emilio Nouel : Y luego vendrán por mi.


VENEZUELA ANALITICA

"...Y luego vendrán por mí"

Emilio Nouel V

Miércoles, 30 de enero de 2008


Como suele hacerlo cada vez que algún hecho político adverso lo
"desconfigura", el presidente apela a la truculencia, al montaje
teatral, cuando no, al drama de teleculebra.
En su "desconfiguración", hemos visto cómo él y su gobierno han
llegado al extremo de fantasear conspiraciones que van desde un sin
número de magnicidios, nubes tóxicas dirigidas hacia él, invasiones de
marines y/o de la oligarquía colombiano, espionaje a través de la TV
por cable, hasta mosquitos portadores de dengues de laboratorio.

Para el lector ya es harto conocida la cantaleta del poder diabólico
que estaría detrás de todas estas maquinaciones, que, bien analizadas,
son sólo el producto de cabezas trastornadas por ideologías y
paranoias convenientemente diseñadas para atrapar incautos, por
cierto, sin necesidad de una buena ración de hojas de coca.

Pero en esta ocasión, y después de haber sufrido la incuestionable
derrota política del 2D y la subsiguiente caída de su popularidad, ha
recurrido a otro melodrama para plantear ante sus cada vez menos
seguidores incondicionales, un dilema de vida o muerte política para
él y su delirio revolucionario: Quiero que sepan, compatriotas, que
luego de las elecciones de gobernadores y alcaldes, vendrán por mí,
ténganlo por seguro, ustedes tienen que evitarlo. Sin mí, la
revolución no es nada, pierde su esencia, su razón de ser, sálvenme y
así se salvarán ustedes, después de mí, el diluvio, la guerra.

"...Y luego vendrán por mí" (buen título éste para un film de vaqueros
o para un libro de Fausto Masó) pareciera que se ha convertido en el
rótulo de la nueva telenovela bolivariana, y la frase que
obsesivamente retumba en largas noches de insomnio en la cabeza del
líder.

¿Qué podemos esperar entonces los venezolanos de este año que promete
ser bien agitado, así como de aquella obsesión que marcará toda la
conducta gubernamental, disparates incluidos? Definitivamente, hay una
nueva mayoría en el país que se expresó rechazando el cambio
constitucional totalitario. De eso no puede haber duda, y se equivocan
quienes quieren ver que en lugar de un triunfo indiscutible de la
sociedad democrática, más bien se habría dado una derrota
auto-inflingida (¡Ojo con esto!, hay algunos por allí regando esta
especie).

Estamos frente a una nueva situación política y de correlación de
fuerzas, que es adversa a las pretensiones de la barbarie, y que debe
ser afianzada y ampliada.

La voluntad y cultura democráticas lograron imponerse en diciembre, y
seguirán imponiéndose si los demócratas sabemos interpretar bien el
momento y actuamos en consecuencia.

No obstante, el gobierno no es mocho, cuenta con los recursos
económicos del Estado más poderoso del vecindario. Tiene aún una base
social no desdeñable, que aunque en proceso acelerado de
descomposición, desencantada y voluble, mantiene una conexión afectiva
susceptible, obviamente, de variación.

El gobierno se prepara para un gran viraje táctico que le permita
recuperar el terreno perdido en los últimos meses. La situación cada
vez más complicada de las cuentas públicas, el desabastecimiento de
alimentos, una demanda insatisfecha de servicios públicos de calidad y
oportunos, una corrupción al galope, falta de viviendas y un hampa
desbocada, le impondrán restricciones a su desaforado gasto
inflacionario y sus iniciativas políticas. Pero cualquier locura en
materia de políticas públicas será posible en aras de tratar de
impedir el triunfo que con seguridad tendrán las fuerzas democráticas
este año. La radicalización en el lenguaje del mandón, quizás, se
morigere hacia adentro. Sin embargo, no hay que perder de vista cuáles
son sus objetivos antidemocráticos confesos. Estos se verán reflejados
en las leyes y políticas que adelantarán los rojos en su cerco
autoritario a las distintas actividades la sociedad Ciertamente, el
que nos gobierna no se equivoca, vamos a por él, pero utilizando los
mecanismos e instituciones democráticos, de manera pacífica y en el
momento que corresponda. La mayoría del pueblo venezolano no quiere
guerra, desea reencontrarse en la pluralidad, en la tolerancia y el
respeto. Quiere trabajo estable, poderes locales y regionales reales,
seguridad en las calles y hogares, educación democrática, suficientes
alimentos y salud de calidad para sus hijos. Y sobre todo, un gobierno
que se dedique a hacer lo que le corresponde: gobernar; no a incordiar
dentro y fuera del país, ni a exportar revoluciones imposibles, ni a
aventuras guerreristas contra enemigos imaginarios, ni a inmiscuirse
en asuntos internos de los demás países; mucho menos a mezclarse en
peleas internacionales en las que no tenemos nada que ver.

Mientras no se cierren los canales institucionales, los venezolanos
anhelamos hacer los cambios necesarios en sana paz. Si lo hacemos
bien, si no cometemos errores, nadie podrá impedir la recuperación de
una plena libertad. Este año pareciera que empezamos a recuperar los
espacios democráticos y a detener el totalitarismo. Y ni un millón de
toneladas de hojas de coca podrán impedirlo


--
Emilio Nouel.




joaquinramon00@yahoo.es

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