Carlos Augusto González //
La declaración de independencia de Estados Unidos de América comienza así: "Tenemos estas verdades como evidentes por sí mismas, que todos los hombres son creados iguales y que el Creador les ha dado ciertos derechos inalienables, entre los cuales están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad…". Sin embargo, la esclavitud continuó en EUA por varias décadas después de esa declaración. Con esta introducción quiero referirme en esta breve crónica al hecho de que una cosa son las declaraciones y otra la realidad, con especial mención de lo que está sucediendo y por suceder en el mundo universitario. El gobiernito este que tenemos, en el mejor estilo "revolucionario" quiere acabar con la exclusión de vastos sectores de población de la educación superior. Esto último es un hecho incontrovertible, pero la solución que se pretende es una estupidez.Ante la amenaza de inundar las universidades con mucho más población que la actual, inmediatamente vienen a la mente varias preguntas: ¿Es posible darle educación universitaria a todos, toditos? Supongamos que el país tuviese la riqueza necesaria para lograr esa proeza. ¿Es deseable esa meta? Si respondemos sí a esta segunda pregunta, porque todos tienen derecho a la educación universitaria podríamos hacernos una tercera ¿Qué sucedería si todos quisieran estudiar la misma carrera, digamos Odontología? Respuesta: dentro de ochenta años, todos los venezolanos serían odontólogos, unos mejores que otros, pero todos odontólogos. Surge entonces otra pregunta: ¿Quiénes serían abogados, ingenieros, ganaderos, taxistas, cirujanos, etc.?Esta pregunta se responde fácil: después de odontólogos, la inmensa mayoría de los venezolanos tendría que estudiar una segunda carrera o aprender otro oficio, para que el país pueda funcionar. Lo cual sugiere inmediatamente la pregunta final, por ahora: Entonces, ¿para qué estudiaron Odontología? Al llevar el asunto a este terreno del absurdo, se ve claramente que la "revolución" no las tiene todas consigo.Vamos a hablar claro: no todos pueden ni deben tener educación universitaria para ejercer una profesión, lo cual no quiere decir que no se intente que todos tengan el máximo de información y cultura que sea posible para cada quien. Esto último es lo deseable, pero se puede y debe lograr en la sociedad como un todo, no sólo en la universidad. La universidad debe ser elitista, pero en términos de capacidad intelectual, no de capacidad económica. Así que cuando se dice "todos somos iguales", lo que se está diciendo es que todos debemos tener la misma oportunidad, que es lo que no existe hoy en la educación venezolana, donde hay bachilleres que "aprobaron" materias que nunca vieron, porque no había profesor para ellas. La "revolución", o cualquier otro gobierno, está en la obligación de invertir mucho más esfuerzo y dinero en educación, desde el preescolar hasta el postgrado universitario. Eso si sería labor de Patria. No lo es comprar aviones de guerra, con misiles y submarinos. He dicho.caraugon@gmail.com El Universal
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