Por :Efrén Rodríguez Toro
Caracas, 19 de mayo de 2008
Las primeras palabras de Hugo Chávez a su llegada a la ciudad de Lima, con motivo de V Cumbre de América Latina, El Caribe y la Unión Europea, no representaron novedad alguna. El presidente venezolano, según lo reseñado por Descifrado.com, ha afirmado una vez más que el capitalismo es una máquina que todos los días produce más pobres y miseria, por lo que propuso al socialismo como la fórmula para luchar contra el problema. «No aspiramos que todos sigan la propuesta socialista, pero hay que hacer esfuerzos supremos para evitar los males que provoca el capitalismo», sentenció.
A pesar del ritornelo, son palabras que requieren ser consideradas. La insensatez y la manipulación no pueden prevalecer en el discurso público. Ciertamente, el capitalismo de nuestros días merece críticas severas, rectificaciones urgentes, pero no por ello debemos pasar por alto la ineludible responsabilidad que tiene y ha tenido el socialismo en la generación de infortunio y atraso y, sobre todo, necesitamos descubrir el verdadero significado de la palabra socialismo en el particular diccionario del teniente coronel.
En primer lugar, resulta indispensable una precisión conceptual. Si el principio fundamental que diferencia al socialismo del capitalismo es el control por parte del Estado de las actividades económicas para conseguir un reparto equitativo de la riqueza y que prevalezcan los intereses colectivos a los individuales, no cabe duda que la experiencia histórica ha puesto de manifiesto el evidente fracaso de semejante sistema de organización económica y social.
El profesor Timothy Garton Ash, de la Universidad de Oxford, en un artículo de opinión titulado «El capitalismo global no tiene rivales» (EL PAIS, 25-02-07) ejemplifica dicho fracaso formulando una desafiante pregunta y ofreciendo una categórica respuesta: «¿Cuál es la gran obviedad que todos pretendemos ignorar? Es el triunfo global del capitalismo. (…) Todo el mundo practica el capitalismo. Los norteamericanos y los europeos. Los indios. Los oligarcas rusos y los príncipes saudíes. Hasta los comunistas chinos.
Y ahora, los miembros del kibbutz más antiguo de Israel, la última gran esperanza del socialismo igualitario, han votado para introducir sueldos variables en función del rendimiento individual».Sin embargo, al añadir que el socialismo del siglo XXI de Chávez también participa del capitalismo global como proveedor energético de la principal economía del mundo, debo expresar mis reservas con respecto a la ausencia de rivales proclamada por Garton Ash, sobre todo porque el modelo capitalista ha tenido la capacidad de generar sus propios enemigos.
El libro Good Capitalism, Bad Capitalism, and the Economics of Growth and Prosperity (Yale University Press, 2007), de los autores William Baumol, Robert E. Litan y Carl J. Schramm, ilustra muy bien la idea. Si bien es cierto que, desde la creación de las primeras asociaciones comerciales, la acumulación de recursos financieros, la especialización en el trabajo y la extensión de los mercados, el capitalismo ha permitido la mejora en la calidad de vida de millones de seres humanos, no debemos pasar por alto, según la taxonomía que ofrece la obra en cuestión, la existencia del capitalismo oligárquico, en el que la propiedad exhibe un elevado grado de concentración; del capitalismo estatal, en el que los Estados son los principales orientadores de la actividad económica y del capitalismo burocrático, definido por la actuación impune de determinadas empresas que tienden a generar, entre otros serios problemas, el deterioro del medio ambiente.
Ciertamente, el artículo citado inicialmente no habla de rivales, pero sí de amenazas y aún cuando manifieste que la historia del capitalismo no indica precisamente que sea un sistema capaz de corregirse a sí mismo, termina apostando, con lo cual coincido plenamente, por la mano visible de unas medidas de tipo político, fiscal y legal que acompañen a la mano invisible del mercado.
Lamentablemente, el gobierno de Hugo Chávez, más que corregir las fallas de capitalismo, está decidido a retroceder hacia etapas ya superadas. El socialismo del siglo XXI no es otra cosa que apartheid político, militarización de la sociedad, destrucción institucional y maximización de la vieja economía rentista venezolana. Sobre ello, hablaremos en próximas entregas.--------------------Para contestar a este mensaje, siga el vínculo abajo:http://www.facebook.com/n/?inbox/readmessage.php&t=1017390272394___
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