Libertad!

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sábado, 24 de mayo de 2008

Argelia Ríos // La unidad vale más en Chacao

Para convencer al electorado neutral la oposición tiene que diferenciarse del oficialismo
Algunos pragmáticos comienzan a decir que la unidad no es del todo necesaria en las zonas donde, aún dividida, la disidencia estaría en condiciones de derrotar al oficialismo. Se alude así a los "territorios liberados" -como se les menciona-, en los cuales se repiten situaciones similares a las de Chacao y Baruta. Pero, contrario a lo que se fundamenta, son esos territorios iconográficos los que representan el mayor reto para la oposición, obligada moralmente como está a exhibir un compromiso unitario que sirva para comprobar -a partir de los acuerdos en esos espacios simbólicos- la responsabilidad con que ella está dispuesta a actuar ante lo que claramente es una "amenaza superior" para el país. El asunto explica la gigante relevancia del caso Chacao, cuyo acuerdo electoral tiene carácter emblemático...
Evidenciar que nada es más importante que esa "amenaza superior" es un paso indispensable: se trata de lograr que el electorado mantenga e incremente su fe en la ruta electoral y en la utilidad de las gobernaciones y alcaldías para encarar los desafíos que acarrea la intención de Chávez de imponer, a como dé lugar, su reelección y las demás reformas rechazadas el pasado 2D.
Si la dirigencia política no consigue desempeñarse conforme lo exige la circunstancia, no sólo demostrará su frágil compromiso con la "amenaza superior". De igual modo, alimentará las peores tendencias que la afectaron en el pasado reciente: el abstencionismo -que posee su militancia viva y a la zaga-, y el pesimismo paralizante, muy dado a convencerse con facilidad de que "aquí no hay nada qué hacer".
Al perder toda entidad para preconizar sobre la importancia de recuperar los espacios y de transformar la actual correlación de fuerzas, la dirigencia partidista se está enajenando, sobretodo, el voto de las franjas no polarizadas de la sociedad frente a las cuales apenas serán "caimanes del mismo pozo" y nunca una alternativa a Chávez, inspirada en la idea de recuperar la democracia, más que en la lucha por el poder mismo.
Para convencer al arisco electorado neutral, la oposición tiene el deber de diferenciarse del oficialismo, expresando con nitidez -y especialmente en los "reinos de la corona"- cuál es su indiscutible prioridad. Un comportamiento que privilegie pugnas enanas -como qué partido es más grande, quién es el futuro jefe opositor, o cuál conquista más clientela- jamás servirá para comprobarle a los "ni-ni" que existe una urgencia y que la oposición está seriamente comprometida con ella.
La política son percepciones y ejemplos. Si no hay unidad donde tiene que haberla el país neutral -el que decidirá los resultados- tendrá motivos para pensar que no es cierta la amenaza de la que tanto se habla. Así, nada les impelerá a tomar posición frente al peligro y asumirá, por el contrario, que la oposición no está preparada para sustituir a Chávez y a su revolución.
Argelia.rios@gmail.com

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