Los verdaderos dirigentes tienen la responsabilidad de controlar sus reacciones
Nadie dijo que lograr la unidad sería tarea fácil. Lograrla internamente en cada una de las organizaciones políticas es una labor que requiere paciencia y horas de argumentación. Cada aspirante siente, con justo derecho, que su opción es válida. Y lograr la unidad entre todos los candidatos es una labor titánica.
Cada organización política escogió sus métodos desde principios de año y los estableció en reglas escritas e iguales para todos. Cada candidato trazó sus estrategias conforme a esos mecanismos para poner en la calle su opción. Siempre que una persona resulta favorecida surgen ruidos, inconformidades y opiniones de aquellos que no lograron conforme a esos métodos coronar su aspiración: es humano. Pero, por otra parte, debemos resaltar lo que pocas veces se destaca: en la mayoría de los municipios del país se han producido o se están produciendo acuerdos por consenso o aceptación de los resultados de las encuestas que ya van decantando y perfilando quiénes serán inscritos en agosto como candidatos de la unidad. Este mes y principios del mes entrante terminará de despejarse el panorama en las filas del sector democrático, para determinar con claridad a cuáles aspirantes debe apoyarse con toda la fuerza necesaria.
Todos sin excepción salimos a una contienda -para algunos prematura- pero sin duda necesaria para que estos problemas que están ocurriendo ahora puedan ser resueltos con el tiempo necesario y llegar fortalecidos y unificados al momento de la inscripción de candidatos en la primera quincena del mes de agosto.
Muchos aspirantes a candidato de unidad ya han declinado al medir sus posibilidades reales. No constituye nunca una derrota personal de ninguno de ellos; por el contrario, han demostrado su apego a las reglas, a la democracia y a las luchas tan importantes que hemos dado y aún estamos por dar. Cada uno de ellos es indispensable para obtener las victorias que deseamos todos el 23 de noviembre. Sin el apoyo de cada uno de ellos a la opción que finalmente quede, se hace imposible, en la gran mayoría de los casos, obtener las victorias en alcaldías y gobernaciones. Nadie es tan fuerte como para creerse que puede ganar sin el apoyo de los demás de manera clara y contundente el cargo que aspira. Cualquiera que termine siendo el candidato en un municipio o en un estado requiere que todos los demás contribuyan a su triunfo.
Es común en campañas electorales que los ánimos se exalten, que algunos protesten incluso enérgicamente, que salgan frases o acciones destempladas y hasta fuera de lugar. No es lo deseable, pero el calor de la contienda muchas veces produce estas reacciones. Los verdaderos dirigentes tienen la responsabilidad de controlar sus reacciones y dar ejemplo de tolerancia y respeto a los contrarios, para que sus seguidores hagan lo propio. Eso hemos exigido todos durante casi diez años a un gobierno que irrespeta e insulta a diario a sus adversarios, por lo que resulta verdaderamente contradictorio que entre nosotros no haya control, tolerancia y respeto en algunos casos.
Alguna vez hemos llegado a pensar que algunos dirigentes de oposición (los menos a Dios gracias) llevan dentro de su corazón un chavecito prestado. El modelaje de odio y descalificación constante que ejerce Chávez desde la presidencia ha influido de manera indebida sobre el dicho y accionar de algunos. Ese modelaje había sido copiado por los partidarios de Chávez, pero hemos constatado, de un tiempo a esta parte, que cada vez son menos los grupos o individualidades que aprueban la descalificación constante. El pueblo venezolano, en su gran mayoría, de todos los sectores, quiere dirigentes que le propongan soluciones a sus problemas cotidianos, que hablen en positivo, que defiendan sus derechos, que entren a la administración pública a prestar un servicio, no a creerse jefes inamovibles e infalibles. Que cuando se equivoquen tengan la capacidad de rectificar; que sean cercanos y accesibles. ¿Y no es eso parte de lo que le reclamamos a Chávez?
Estamos atravesando momentos difíciles; la sensibilidad de quienes integran las organizaciones políticas y ciudadanas, de los candidatos y de sus partidarios está a flor de piel. Todos debemos recordar que al final de esta precontienda estaremos unidos, trabajando juntos en todo el país para defender a quienes queden y, lo más importante, defender el voto de cada ciudadano en cada mesa electoral.
Nadie dijo que era fácil, pero no debemos nunca perder el norte del interés nacional, de cuán importante es salir fortalecidos en noviembre y de aprovechar el desgaste enorme de un gobierno que no gobierna para propinarle otra derrota tan importante o más que la ocurrida el pasado 2D.
gblyde@cantv.net
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