Simón Alberto Consalvi
24/02/2008
Rómulo Betancourt nació en Guatire el 22 de febrero de 1908. Veinte años después formó parte de la generación que en 1928 irrumpió contra la dictadura de Juan Vicente Gómez. Ese mismo año logró fugarse del asedio policial y se fue al exilio hasta enero de 1936, cuando con los compañeros de su edad echó las bases de los partidos políticos modernos en Venezuela. Para Betancourt los siete años de destierro fueron una odisea entre los azares de aver mantenencia, las batallas políticas contra la dictadura y la sed de saber que dominó su existencia. Ahondó sin fatiga en el estudio de las ideas políticas, en la comprensión de Venezuela y en los proyectos de país que debían acometerse a la muerte de Gómez.
Betancourt formó parte del grupo de 47 venezolanos que López Contreras expulsó del país en 1937, bajo la acusación de comunistas. Prefirió quedarse en la clandestinidad. Escribía día tras una columna dedicada a asuntos económicos en el diario Ahora hasta que en 1939 la policía dio con él, y resolvió viajar a Chile. Desde la vuelta, en 1940, se entregó en cuerpo y alma a la construcción de un gran movimiento político. Hasta 1945 abogó de manera infatigable por la apertura democrática del sistema político, por la elección universal de los presidentes para no repetir cinco años después el episodio de la "candidatura simbólica" de 1941. Betancourt hizo todo lo que estuvo a su alcance para buscar una fórmula de transición y transacción para resolver el dilema de la candidatura presidencial del 45. Aceptó el nombre de Diógenes Escalante. El azar se interpuso, y al azar la intransigencia de no buscar otro candidato independiente bajo similares condiciones.
La intransigencia condenó al sistema; por ese camino vino el 18 de Octubre. A los 37 años de edad, Betancourt asumió la conducción del país como Presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno. Desde 1928 se había preparado para esa aventura. Desde el exilio cargaba para arriba y para abajo los 15 tomos de la Historia Contemporánea de Venezuela. Desde 1928 se había dedicado al estudio de los laberintos del petróleo. Con Pérez Alfonzo echó las bases de una política de reivindicación de la riqueza petrolera. Al aplicar la política del 50-50, Venezuela comenzó a percibir una participación más equitativa que permitió acometer profundas reformas. Fundó la Corporación Venezolana de Fomento cuyo objetivo fue la industrialización del país, la producción nacional como responsabilidad del sector privado. La JRG democratizó el sistema. La Asamblea Nacional Constituyente de 1946-47, ejemplo de pluralismo, presidida por Andrés Eloy Blanco, aprobó una Constitución de avanzada.
Una de las primeras decisiones de Gallegos al tomar posesión como presidente fue designar a Betancourt jefe de la delegación de Venezuela ante la IX Conferencia Interamericana de Bogotá. Los discursos de Betancourt marcaron época. El director de El Nacional escribió desde Bogotá las crónicas del gran evento. Una de sus notas se titula "La popularidad de Betancourt", del 6 de abril. Allí se lee: "El doctor Jorge Eliécer Gaitán, el jefe del liberalismo colombiano, va a conversar largo rato con el señor Betancourt. Según parece, hoy tuvo con él una interesante conferencia el general Marshall. Los cancilleres Bramuglia, Torres Bodet, Muñoz Meany, Parra Velasco, Belt, departen frecuentemente en su compañía. Se está organizando en la actualidad un gigantesco banquete en su homenaje, en que habrá centenares de cubiertos y se pronunciarán docenas de discursos, y al cual asistirán, sin duda alguna, lado a lado, el canciller Laureano Gómez y el doctor Gaitán, Eduardo Santos y Álvaro Sanclemente, Alejandro Vallejo y Silvio Villegas, el gobierno y el pueblo, la diplomacia y la sociedad, el obrerismo y la intelectualidad, el conservatismo, el comunismo y las diversas tendencias liberales: gaitanistas, santistas, lopecistas, todas unidas ahora frente a la ofensiva conservadora".
Todo naufragó el 9 de abril. Al mediodía, el gran Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado, y pronto la ciudad fue envuelta en llamas. La Conferencia continuó por gestiones de Betancourt, entre otros, en un lugar improvisado porque el palacio sede había sido quemado. Este fue apenas un capítulo de la larga y rica biografía de Rómulo Betancourt.
El presidente de la República, Hugo Chávez Frías, ordenó remover (y no sé si demoler) la escultura de Marisol Escobar que en un muro del Parque del Este mostraba el perfil del ex Presidente rodeado del humo de su pipa. Así actúa quien preside los destinos de Venezuela en el centenario de su nacimiento. La historia borrada a bayoneta calada.
Tulio Hernández
El Nacional
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