Libertad!
domingo, 2 de marzo de 2008
Aquí he llegado
Aquí he llegado para imponerme el conocimiento de la eternidad,
para ver rodar mi cabeza tiempo abajo,
arena abajo,
alucinación abajo,
hacia el metálico redoble de los truenos
que confunden las montañas en negros ámbitos azules.
Se detuvieron aquí las tribus,
se detuvieron aquí los profetas,
se detuvieron aquí los santos.
Venían las mujeres y los niños.
Vestían pieles de animales de los montes,
rudimentarios paños a franjas de colores,
todos iluminados en fuegos rituales.
Quisiera dejar un canto para la eternidad,
enterrado en una vasija de barro,
un canto junto a mis huesos,
un salmo para oír a Dios en la música de un arpa,
para verlo en un fuego de nubes sobre los pueblos
siempre nuevos edificando con la arena del desierto,
y para ver el desierto
que lleva su silencio del día a la noche como continuación del firmamento.
Vicente Gerbasi
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